Ahora que llega el invierno y con él las temidas olas de frío queremos que este sencillo tutorial sirva para entender qué sucede en el cuerpo cuando lo exponemos a bajas temperaturas, algo muy habitual en nuestras salidas al monte durante esta época.

Como ya sabemos todos el cuerpo humano tiene una temperatura normal de 36-37 ºC, pero mantener esta temperatura de manera constante le resulta algo complicado cuando en el exterior hay menos de 20 ºC. Es por ello que dependeremos de la ropa que llevemos para aislarnos y reducir la pérdida de calor.

Que el cuerpo pierde calor es algo evidente, pero nos hemos planteado el por qué o cómo lo hace:

  • Radiación: es decir el cuerpo pierde calor por transferencia directa para equilibrarse con el medio…cuanto más frío hace y más superficie corporal está expuesta, más calor se pierde…evidente no? Lo que igual no sabéis es que el 30% de la pérdida de calor se produce por la cabeza y el cuello, o que la lana es mejor aislante que el algodón (ya que el primero no pierde sus propiedades cuando está húmedo)…o lo que hacen en Rusia, en casos extremos se envuelven en papel de periódico para tener el mejor aislante térmico.
  • Convección: el aire en contacto con la piel se calienta hasta alcanzar la temperatura de la piel (dichoso equilibrio), al calentarse se desplaza y deja paso de nuevo al aire frío…que deberá calentarse de nuevo, y todo este calor necesario para equilibrar temperaturas procede de la piel…imaginaros el gasto de calor en días de viento, con mucho volumen de aire en movimiento. Para combatir esto tenemos ciertos tejidos como el Windstopper, prenda que no debiéramos olvidar en casa.
  • Conducción: el calor corporal se pierde por contacto con algo frío, esto suele suponer un 2% de la pérdida total…sin embargo con ropa húmeda esta pérdida puede suponer un 10%. Esta forma de perder calor suele ser muy importante cuando dormimos en el suelo, siempre será mejor dormir sobre una esterilla y si es de espuma aislante aún mejor (mejor que las de aire).
  • Evaporación: es la transformación del agua a forma gaseosa (vapor), y cuando el agua se evapora se lleva el calor con ella lo que supondría un 30% de la pérdida total de calor. El agua se puede evaporar por el aire espirado o por la piel (transpiración), siendo la última una de las pérdidas más importantes de calor. Quizás lo adecuado sería ir abrigados con capas que podamos ir poniendo o quitando según la necesidad.

Ahora que ya sabemos por qué pierde calor el cuerpo y cuándo, el cuerpo tiene sus mecanismos de adaptación a los cambios de temperatura:

  • Vasoconstricción: el estrechamiento de los vasos disminuye la pérdida de calor.
  • Vasodilatación inducida por frío: la dilatación de los vasos sanguíneos aumenta la pérdida de calor cuando la temperatura ambiental es inferior a la corporal. Cuando manos o pies bajan de los 15 ºC aparece la máxima vasoconstricción llegando el mínimo flujo sanguíneo y por ello, enfriando pies o manos; si la temperatura sigue bajando a 10 ºC la vasoconstricción se interrumpe por períodos de 5 a 10 minutos de vasodilatación que aumentará el flujo y el calor en esas zonas…como curiosidad la exposición repetida al agua fría, mínimo unas 15 veces, puede acelerar este mecanismo y con ello mejorar la aclimatación a futuras exposiciones de frío.
  • Sudoración: la evaporación del sudor genera frío
  • Temblor: genera calor a través del aumento de las reacciones químicas requeridas por la actividad muscular…cuidado, esto se puede mantener unas horas, después se agota la glucosa de los músculos y aparece la fatiga.
  • Aumento actividad física: aumenta el calor corporal
  • Respuestas conductuales: el cerebro es capaz de estimularnos para ponernos o quitarnos ropa según necesidades.

 

En la siguiente entrada dedicaremos un capítulo entero a los riesgos que pueden sufrirse por una exposición excesiva al frío, cómo prevenirlos y cómo tratarlos médicamente en sus fases iniciales (desde que se detecta hasta que se acude a un centro médico).